El estilo no se pierde en el exilio
Un refugiado recibió protección en Brazzaville, donde también se llenó de alegría junto a otros “sapeurs”Fotografías y texto de Hélène Caux
20 de junio de 2022
El estilo no se pierde en el exilio
Un refugiado recibió protección en Brazzaville, donde también se llenó de alegría junto a otros “sapeurs”Fotografías y texto de Hélène Caux
20 de junio de 2022
Brazzaville, República del Congo
Luego de lo que vivió en República Centroafricana, su país de origen, Francis Mbéré nunca pensó que podría disfrutar de la vida nuevamente. Sin embargo, nueve años después de haber huido de brutales ataques, se pasea con orgullo por las calles de su ciudad adoptiva, Brazzaville, capital de la República del Congo, junto a sus amigos y otros sapeurs.
“La primera vez que decidí salir a las calles con vestimenta de sapeur fue un momento mágico”.
Con frecuencia, los sapeurs detienen el tráfico y se sientan brevemente sobre los coches. Muchos transeúntes y conductores lo disfrutan, incluso aplauden y, por un momento, se olvidan de sus preocupaciones diarias.
Con frecuencia, los sapeurs detienen el tráfico y se sientan brevemente sobre los coches. Muchos transeúntes y conductores lo disfrutan, incluso aplauden y, por un momento, se olvidan de sus preocupaciones diarias.
Los sapeurs son seguidores de un movimiento cultural y de moda que se conoce como La Sape (Sociedad de Creadores de Ambientes y Personas Elegantes, del francés Société des Ambianceurs et des Personnes Élégantes), que adquirió popularidad en Brazzaville y Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, en la década de 1960. El movimiento se inspiró en el dandismo francés del siglo XIX.
Acompañados por sus amigos, Francis y su hijo, Séverin, posan sobre la Avenida Matsoua Bacongo, donde pasean regularmente los sapeurs de Brazzaville.
Acompañados por sus amigos, Francis y su hijo, Séverin, posan sobre la Avenida Matsoua Bacongo, donde pasean regularmente los sapeurs de Brazzaville.
Los sapeurs disfrutan de ser vistos y admirados, por ello practican el arte del bien vestir (en francés, bien se saper) usando trajes suaves de marcas de lujo, con accesorios como sombreros, corbatas, chalecos y calcetines. No obstante, cuando toman las calles en sus finos atuendos, su objetivo es alegrar y entretener a las comunidades. Aunque la mayoría de los sapeurs son hombres, las “sapeuses” son muy comunes.
Gabriel-Boris Diakabana, de 51 años, preside la SAPE en Congo-Brazzaville.
Gabriel-Boris Diakabana, de 51 años, preside la SAPE en Congo-Brazzaville.
Francis, de 40 años, dice que se inició como sapeur en 2016 – un par de años después de su llegada a Brazzaville – porque le gusta vestir de manera elegante y sentirse orgulloso de su apariencia. La primera vez que decidí salir a las calles con vestimenta de sapeur me invadieron muchas emociones. No sabía si recibiría apoyo o aplausos cuando me vieran pasear. Fue un momento mágico”.
Francis (derecha) posa junto a su amigo Crèche Nkodia, de 29 años, cuyo apodo como sapeur es Parabolic.
Francis (derecha) posa junto a su amigo Crèche Nkodia, de 29 años, cuyo apodo como sapeur es Parabolic.
Se espera que los sapeurs se comporten de manera irreprochable, con base en un código de conducta que valora la paz, el respeto hacia uno mismo, los buenos modales y la diversión. Son mujeres y hombres cualquiera – albañiles, taxistas, zapateros y comerciantes – que no dudan en invertir un poco del dinero que ganan en alimentar su pasión por comprar y vestir prendas finas.
Crèche obtiene sus ingresos de la construcción, pero, antes de dedicarse a eso, vendía pescado sazonado en los mercados.
Crèche obtiene sus ingresos de la construcción, pero, antes de dedicarse a eso, vendía pescado sazonado en los mercados.
Francis huyó de la República Centroafricana junto a su esposa y sus hijos en 2013, luego de que su vecindario en Bangui, la capital, fue atacado por un grupo armado. En aquel momento, los conflictos religiosos e intercomunitarios destrozaban el país y dejaban a la población civil expuesta a la violencia generalizada.
Los insurgentes dispararon y machetearon a cuatro miembros de la familia de Francis – entre ellos, su sobrina de dos años – y quemaron la casa de sus padres; en ella se encontraban, la madre, el padre y la abuela de Francis, quienes perdieron la vida. La esquirla hirió en la cabeza a Francis y a su hijo Séverin, de un año, pero ambos sobrevivieron y lograron escapar junto a Natasha, la esposa de Francis, y el resto de sus hijos.
Francis se prueba un par de zapatos para los próximos eventos de sapeurs que tendrán lugar en las calles de Brazzaville.
Francis se prueba un par de zapatos para los próximos eventos de sapeurs que tendrán lugar en las calles de Brazzaville.
Al día de hoy, Francis sigue viviendo con el trauma de la violencia que vivieron él y su familia; no obstante, ha encontrado algo de paz y alegría convirtiéndose en un sapeur los fines de semana y en ocasiones especiales. “Me ayuda a aceptar la terrible experiencia por la que atravesamos en República Centroafricana”, comentó.
Francis posa afuera de su hogar junto a su hijo, Séverin, y su amigo, Crèche (también conocido como Parabolic).
Francis posa afuera de su hogar junto a su hijo, Séverin, y su amigo, Crèche (también conocido como Parabolic).
Este pasatiempo ha permitido también que Francis forje amistad con sapeurs congoleños, como Crèche Nkodia (a quien se le conoce como Parabolic), un constructor que ha desfilado por Brazzaville desde 2009.
“Nunca había tenido un amigo como Francis”, aseveró Crèche. “Cuando se viste y sale de casa, es claro su profesionalismo… Todo el mundo lo admira”.
Rodeados de fans, Francis y Séverin salen de un mercado de prendas en Brazzaville.
Rodeados de fans, Francis y Séverin salen de un mercado de prendas en Brazzaville.
Francis ha iniciado también a su hijo Séverin, quien ahora tiene 11 años, en la vida como sapeur; al propio tiempo, su esposa, Natasha, también se transforma ocasionalmente en sapeuse.
“Caminar junto a mi padre vestidos de sapeurs me llena de orgullo”, indicó Séverin. “La primera vez que participé en un concurso de sapeurs para niños, ¡gané el trofeo de oro! Me felicitaron y recibí varios obsequios, como una chaqueta y un par de zapatos”.
Mientras Séverin, Crèche y Francis pasean por las calles de Brazzaville, Natasha permanece en casa atendiendo las labores del hogar.
Mientras Séverin, Crèche y Francis pasean por las calles de Brazzaville, Natasha permanece en casa atendiendo las labores del hogar.
Toda la familia ha tenido que hacer sacrificios financieros para apoyar su pasatiempo. Francis obtiene pocos ingresos reparando teléfonos móviles en un puesto callejero; mientras tanto, Natasha vende donas, mongos y cacahuates tostados.
“Con frecuencia nos queda poco dinero para sostener al resto de la familia”, contó Natasha. “Pero me alegra ver que Francis disfruta de ser sapeur. Lo que me alegra aún más es ver que nuestro hijo, Séverin, también lo disfruta”.
Francis no puede ocultar la alegría que le genera un amigo que promete que le prestará uno de sus trajes para un evento de sapeurs. Los sapeurs comparten prendas para maximizar el uso de costosos trajes.
Francis no puede ocultar la alegría que le genera un amigo que promete que le prestará uno de sus trajes para un evento de sapeurs. Los sapeurs comparten prendas para maximizar el uso de costosos trajes.